En el capítulo “El rastro del dinero: gastos, explotación y sustracción de órganos”, el informe afirma: “Es en el contexto de la propaganda deshumanizante, el abuso severo en la detención y los incentivos económicos que se ha denunciado la forma máxima de explotación financiera: el asesinato de los detenidos de Falun Gong y la extracción de sus órganos para venderlos a precios elevados a pacientes chinos y “turistas de trasplantes” extranjeros como parte de una industria multimillonaria. Las acusaciones surgieron por primera vez en 2006, y varias investigaciones realizadas por periodistas extranjeros y especialistas legales las han encontrado creíbles; algunos miembros de la comunidad médica han expresado sus propias preocupaciones.
Indudablemente existen serios problemas en torno a las fuentes de órganos para trasplantes en China. Una investigación exhaustiva de estas fuentes está más allá del alcance de este estudio. Sin embargo, Freedom House revisó la evidencia disponible recopilada por otros investigadores (incluidas las llamadas telefónicas realizadas a médicos chinos), entrevistó a exprisioneros de conciencia de Falun Gong que proporcionaron informes detallados de análisis de sangre bajo custodia, habló con un médico taiwanés cuyos pacientes han viajado a China para trasplantes, y se reunió con el amigo de un empleado del hospital militar que tenía conocimiento de primera mano de la extracción de órganos de un detenido de Falun Gong en 2011. La revisión anterior encontró evidencia creíble que sugiere que a principios de la década de 2000, los detenidos de Falun Gong fueron asesinados por su órganos a gran escala.
Hay razones para creer que tales abusos continúan. La industria de trasplantes de órganos en China sigue siendo enorme y sigue creciendo, incluso cuando el número de presos ejecutados judicialmente ha disminuido en la última década. Después de admitir que la extracción de órganos de prisioneros ejecutados era problemática, el gobierno chino ha iniciado un sistema de donación voluntaria de órganos, pero su capacidad sigue siendo pequeña. Además, en 2014, un alto funcionario de salud anunció que los órganos de los reclusos se incluirían en la misma base de datos, aunque los reclusos no están en condiciones de dar su libre consentimiento para las donaciones “voluntarias”.
Un estudio detallado de junio de 2016 de datos disponibles públicamente sobre la cantidad de trasplantes que se realizan en instituciones médicas en China encontró que la escala es muchas veces mayor que los 10,000 trasplantes por año que suelen citar los funcionarios. Esto indicaría que la discrepancia entre el suministro conocido y el volumen real de trasplantes puede ser incluso mayor de lo que se pensaba anteriormente, lo que aumenta el riesgo para los practicantes de Falun Gong, otros presos de conciencia y delincuentes detenidos”.
Leer/Descargar Informe Completo – https://freedomhouse.org/report/china-religious-freedom