By Edward McMillan-Scott | Abril 25, 2014
El 12 de diciembre de 2013, el Parlamento Europeo aprobó una resolución (que yo patrociné) condenando inequívocamente la sustracción forzada de órganos por parte del régimen chino, especialmente de prisioneros de conciencia de Falun Gong, y pidiendo una investigación de la UE sobre la práctica.
La misma semana, un subcomité del Congreso de EE. UU. sobre Asia y el Pacífico adoptó una resolución paralela y se presentó ante las Naciones Unidas una petición de 1.5 millones de firmas.
Esta respuesta global se sumó a una serie de resoluciones similares de parlamentos y asociaciones profesionales en los últimos tiempos.
Estas acciones están poniendo fin a la brecha de credibilidad sobre el crimen genocida de seleccionar y matar prisioneros, especialmente practicantes de Falun Gong, para obtener partes del cuerpo. Falun Gong es una escuela búdica benigna de ejercicios espirituales de qigong, una vez practicada por 70-100 millones en China. Hoy son los únicos presos en China a los que se les hacen análisis de sangre y orina como parte del proceso de selección, y miles han sido comparados con tejidos y luego literalmente asesinados por orden en 1 de los 169 centros de trasplante en toda China. Cada año se realizan unas 10,000 operaciones y los órganos proceden en su mayoría de presos, porque en China casi no existe la donación de órganos, por motivos culturales.
Como vicepresidente del Parlamento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos, me reuní en secreto con ex presos de conciencia de Falun Gong en Beijing en 2006. Uno de ellos me dijo que sus amigos habían desaparecido de la celda de la prisión y que la próxima vez que vio su cuerpo estaba en el hospital penitenciario con huecos donde, evidentemente, se habían sacado partes del cuerpo, para la venta.
Desde que comenzó la persecución a Falun Gong en 1999, los investigadores David Kilgour y David Matas estiman que decenas de miles han perdido la vida a causa de la sustracción de órganos.
He hecho campaña contra este atroz crimen contra la humanidad desde mi visita a Beijing.
Allí también me puse en contacto por primera vez con Gao Zhisheng, el abogado cristiano de derechos humanos, cuyo informe de 2005 sobre la persecución de los practicantes de Falun Gong condujo al cierre de su oficina legal en Beijing.
Después de mi visita, Gao y yo nos mantuvimos en contacto sobre la reforma en China, pero fue arrestado el 15 de agosto de 2006 y luego condenado por “subversión”. Sufrió una serie de encarcelamientos y arrestos domiciliarios, y luego, durante un largo período, la desaparición.
Esto no le impidió sus actividades en los primeros días, incluyendo escribir cartas abiertas a través de mí al Parlamento Europeo y al Congreso de los Estados Unidos. Eventualmente fue silenciado a través del encarcelamiento en una cárcel desconocida.
Según informes de prensa, los miembros de su familia finalmente se pusieron en contacto con él en enero de 2013 en una prisión de la provincia de Xinjiang. Afortunadamente, su esposa (a quien conocí en Washington en marzo de 2013), su hijo y su hija se trasladaron a los Estados Unidos.
El 2 de diciembre de 2012, inauguré la última de una serie de audiencias sobre derechos humanos en China en el Parlamento Europeo en Bruselas con un pedido de liberación de Gao, amplificado por un video testamento de su hija, Gege.
Uno de los “crímenes” de Gao fue una reunión que tuvo con el Dr. Manfred Nowak, ex relator sobre tortura de la ONU, a principios de 2006. Nowak: mi predecesor cuando en 2013 recibí la Medalla de Honor del Centro Interuniversitario Europeo para los Derechos Humanos y la Democratización. —afirmó que dos tercios de los prisioneros sometidos a “reeducación a través del trabajo” en China eran practicantes de Falun Gong.
Después de reunirme con cientos de ex prisioneros de conciencia de Falun Gong exiliados, no tengo ninguna duda de que esto es cierto, y además, que miles de practicantes han perdido la vida en el vil negocio de trasplante de órganos organizado a través y por el Ejército Popular de Liberación.
Esta actividad es contraria al artículo 2 de la Convención sobre Genocidio. Estoy haciendo campaña para que se mantenga un registro internacional de quienes torturan y matan para futuros enjuiciamientos ante la Corte Penal Internacional. Esto se puede hacer solo una vez que China sea libre.
A diferencia de China, la Unión Europea es una democracia. Del 22 al 25 de mayo se llevan a cabo elecciones en toda la UE y espero ser reelegido para continuar durante otros cinco años difundiendo la verdad sobre la persecución y el asesinato de practicantes de Falun Gong en el Parlamento Europeo.
Edward McMillan-Scott es vicepresidente de democracia y derechos humanos del Parlamento Europeo. Este artículo se publicó anteriormente en EP Today: la revista independiente que mantiene en contacto al Parlamento Europeo y al mundo. Para obtener más información www.KeepEdwardIn.com.
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones de los autores y no reflejan necesariamente las opiniones de La Gran Época.